11 sept 2012

En un nuevo 11, un breve repaso a nuestra historia reciente


Hace 39 años la dictadura desarticuló un proceso de transformación llevado a cabo por los trabajadores y el conjunto del pueblo. Para hacerlo no dudo en poner en práctica la instrucción militar que recibían las FF.AA. durante años por parte de EE.UU. Así nuestra tierra se regó con chilenas y chilenos que fueron torturados, asesinados y hechos desaparecer por las FF.AA. al servicio del capital y los intereses de las clases dominantes.

El objetivo de la dictadura era herir profundamente al pueblo, transformándolo en una dócil masa sin identidad ni proyecto, sin valores que seguir ni sueños que conquistar. No fue una simple venganza, sino un plan calculado para que las fuerzas populares se vieran debilitadas a tal punto que no pudieran ponerse de pie para labrar su propio destino.

En esta estrategia era necesario infundir el miedo, extendiéndolo en todo el cuerpo social para que nadie se atreviera a contestar las ofensas cotidianas que los poderosos dejan caer sobre nuestras espaldas, para que nadie adhiriera a las ideas de cambio social, al menos por un buen tiempo.

La dictadura no fue nunca un fin en si mismo, sino un camino para conseguir estos objetivos. Cuando a mediados de los ochenta las clases dominantes comprendieron que el pueblo no permitiría que la dictadura durara mucho tiempo, entonces no dudaron en cambiar la forma de la dominación asegurando mantener el fondo de esta, a saber, el capitalismo en su fase neoliberal. En ese momento convocan a la concertación para que se hiciera cargo de la administración del país, para que les diera a la derecha y a los empresarios las garantías de que no tocarían sus intereses ni a los violadores de derechos humanos (de ahí la conocida frase con que se abren los gobiernos civiles “justicia en la medida de lo posible” pronunciada por Patricio Aylwin, ex presidente de Chile que avaló el golpe de Estado).

La concertación cumplió a la perfección su tarea, la cual fue mantener la institucionalidad de la dictadura plasmada en la constitución del 80. Esta constitución fue legitimada por medio del remplazo de la firma del dictador por la del entonces presidente Ricardo Lagos, manteniendo los enclaves dictatoriales, pero revistiéndola de un ropaje supuestamente democrático. Adicional a ello debía asegurar la tan nombrada “gobernabilidad”. Hoy sabemos, por militantes de la propia concertación, que esto se realizó mediante la cooptación de las organizaciones sociales para controlar sus luchas y demandas, y cuando esto no era posible, se dedicaron a desarticularlas. Los empresarios celebran en la actualidad la administración que la concertación realizó y, a la luz de los hechos, eso no nos debe sorprender.

La llegada del gobierno de Sebastián Piñera demostró que las políticas represivas y económicas de la alianza no distan demasiado de las aplicadas por la concertación, si bien algunas se han profundizado, estratégicamente responden a las mismas directrices; el Estado subsidiario, la privatización de los derechos sociales, los bajos sueldos, la destrucción del medio ambiente en favor de las ganancias de las transnacionales son políticas compartidas por la alianza y la concertación, ya que ambos grupos buscan administrar el mismo modelo, aquel que no puede existir sin el lucro y la mercantilización de nuestras vidas, siendo más eficiente en ello la concertación que aquellos que comúnmente identificamos con la derecha.

Hoy a 39 años del golpe desde Corriente Praxis nos identificamos con las luchas que el pueblo ha dado, pues somos parte de él y compartimos sus derrotas, triunfos y alegrías. Es por esto que comprendemos que el mejor homenaje no es la memoria vaciada de contenido político, la exigencia de justicia y verdad debe ser sostenida. Pero nuestro verdadero homenaje es inscribir esa memoria en un proyecto político transformador para Chile, los trabajadores y sus pueblos. Sin ese proyecto nuestros muertos no podrán descansar. Y en cada paso que damos en esa dirección, quienes caminan junto a nosotros son aquellos que ayer fueron derrotados y asesinados.

A 39 años del golpe, y a 22 del engaño de la concertación reafirmamos que el camino del pueblo es la construcción de un proyecto libertario y socialista que se plasme en una nueva constitución de los trabajadores y los pueblos que garantice una educación gratuita y de calidad al servicio de las necesidades de las mayorías hoy desposeídas y no del mercado, que nacionalice los recursos naturales y respete el medio ambiente, una constitución que asegure a la familia trabajadora el usufructo de su trabajo.



Con convicción y alegría seguimos construyendo proyecto popular
Memoria para el poder, memoria para la transformación social.


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