21 abr 2012

Argentina se descarrila y no demoran los alaridos neoliberales

¿Quiénes hoy tienen el papel autoimpuesto de decir qué es verdad y qué es mentira? ¿Quiénes son los que nos amenazan, los que nos dicen qué está bien o qué está mal? ¿Quiénes son esos que nos dicen qué es una dictadura y qué no? ¿Quiénes son esos que nos imponen su verdad y esconden bajo la alfombra las mentiras y las suciedades?

Cuando basta con que un país periférico se corra de la línea para que de inmediato aullen los dueños del mundo, entonces, algo huele mal. Cuando basta con que la colita de los intereses multinacionales sea afectado, para que un país europeo declare que la nación defenderá como propios intereses privados, entonces, algo huele mal. Cuando los déspotas se dan los lujos y las exclusividades más excéntricas mientras la juventud de la nación se hunde en la desesperanza, entonces, algo huele mal.

El martes 17 de abril le han quedado más que claras las advertencias y las amenazas al gobierno de Cristina Fernandez por la nacionalización del 51% de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, pues la nacionalización legitima de una propiedad prácticamente regalada por el estado argentino bajo el mando de Menem en 1992, requiere “medidas claras y contundentes”, advirtiendo por otro lado que se trata de “una cuestión que por ahora afecta a España pero amenaza a cualquier inversor extranjero”. Requiere, por otro lado, que el propio presidente de España, Mariano Rajoy, busque rápidamente el apoyo de México y Colombia usando una gira diplomática para defender intereses corporativos. El Ministro de Energía español, Juan Manuel Soria, por su parte, agregó que la expropiación de YPF "es un acto de hostilidad contra España y el Gobierno español" y que “tendrá consecuencias en los ámbitos “diplomático, comercial, energético e industrial".

Pero por supuesto, en estos tiempos de sublevación y desobediencia aún no basta con eso, se ha hecho necesario además que voces con más autoridad que la de un simple presidente se pronuncien. José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea ha dicho sentirse “decepcionado” ante la decisión del gobierno Argentino, mientras que Karel de Gucht, comisario de Comercio del organismo europeo, enviará una carta a su par en argentina, advirtiéndole su “seria preocupación”. Catherine Ashton, alta representante de la Unión Europea, ha anunciado que pospondrá -debido al “clima que se ha creado por esta situación”- una reunión bilateral entre Unión Europea y Argentina, prevista para realizarse los días 19 y 20 de abril. El Fondo Monetario Internacional, otra autoridad incuestionable, no se ha quedado atrás, ha advertido por su parte, que las nacionalizaciones podrían ser “perjudiciales para el crecimiento económico de Argentina” y ha comunicado, a través de la portavoz de la comisión Europea, Pia Ahrenkilde, que esta expropiación es ilegal y que requerirá no sólo de una compensación justa, sino que además “adecuada” y pronta, la misma portavoz aclaró que no sólo los intereses españoles, si no los de la Unión Europea están en cuestión, pues la gravísima falta argentina “crea inseguridad jurídica no solamente para la empresa española Repsol, sino también para otras compañías de la UE”. Otras autoridades mundiales como Francia, otro país heredero del colonialismo, hizo un fraterno llamado a la solidaridad con España a través del vocero del ministerio de Asuntos Exteriores.

Argentina es uno de muchos ejemplos de cómo el imperialismo ha logrado imponer el neoliberalismo en nuestro continente, de cómo ha logrado saquear sistemática e impunemente las riquezas de nuestra tierra y explotar a los trabajadores con el consentimiento y el patrocinio de las burguesías nacionales, nada era demasiado cuando se trataba de encausar a un país descarrilado, nada era demasiado cuando el olor a riqueza llegaba a las narices de las transnacionales y las grandes potencias. Pero la hipocresía siempre puede ir más allá de nuestra imaginación; el ministro de Asuntos Exteriores español reclama que “España acudió en socorro de la Argentina cuando ésta atravesaba sus peores momentos", en referencia a la crisis que el neoliberalismo de Menem produjo en 2001 en ese país. Pienso que valdría la pena recordarle al señor ministro de Asuntos Exteriores español que fue el propio Menem el responsable de que empresarios privados españoles pudieran comprar a precios ridículos las empresas de todos los argentinos.

Pero es probable que su compañero de gabinete, el ministro de Energía, Juan Manuel Soria se lo recuerde, pues él pareciera conocer bien la peligrosidad que representa un país que exige lo que le pertenece. Quizás, acordándose de la “lamentable dictadura” en Argentina y de los valientes esfuerzos de Menem, Soria lo pone en sus propias palabras: "Una vez abierta esa puerta, es una puerta difícil de cerrar"


G. S.
Martes 17 de abril, 2012

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