¿Quiénes hoy tienen el
papel autoimpuesto de decir qué es verdad y qué es mentira? ¿Quiénes son
los que nos amenazan, los que nos dicen qué está bien o qué está mal?
¿Quiénes son esos que nos dicen qué es una dictadura y qué no? ¿Quiénes
son esos que nos imponen su verdad y esconden bajo la alfombra las
mentiras y las suciedades?
Cuando basta con que un país
periférico se corra de la línea para que de inmediato aullen los dueños
del mundo, entonces, algo huele mal. Cuando basta con que la colita de
los intereses multinacionales sea afectado, para que un país europeo
declare que la nación defenderá como propios intereses privados,
entonces, algo huele mal. Cuando los déspotas se dan los lujos y las
exclusividades más excéntricas mientras la juventud de la nación se
hunde en la desesperanza, entonces, algo huele mal.
El
martes 17 de abril le han quedado más que claras las advertencias y las
amenazas al gobierno de Cristina Fernandez por la nacionalización del
51% de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, pues la nacionalización
legitima de una propiedad prácticamente regalada por el estado argentino
bajo el mando de Menem en 1992, requiere “medidas claras y
contundentes”, advirtiendo por otro lado que se trata de “una cuestión
que por ahora afecta a España pero amenaza a cualquier inversor
extranjero”. Requiere, por otro lado, que el propio presidente de
España, Mariano Rajoy, busque rápidamente el apoyo de México y Colombia
usando una gira diplomática para defender intereses corporativos. El
Ministro de Energía español, Juan Manuel Soria, por su parte, agregó que
la expropiación de YPF "es un acto de hostilidad contra España y el
Gobierno español" y que “tendrá consecuencias en los ámbitos
“diplomático, comercial, energético e industrial".
Pero
por supuesto, en estos tiempos de sublevación y desobediencia aún no
basta con eso, se ha hecho necesario además que voces con más autoridad
que la de un simple presidente se pronuncien. José Manuel Barroso,
presidente de la Comisión Europea ha dicho sentirse “decepcionado” ante
la decisión del gobierno Argentino, mientras que Karel de Gucht,
comisario de Comercio del organismo europeo, enviará una carta a su par
en argentina, advirtiéndole su “seria preocupación”. Catherine Ashton,
alta representante de la Unión Europea, ha anunciado que pospondrá
-debido al “clima que se ha creado por esta situación”- una reunión
bilateral entre Unión Europea y Argentina, prevista para realizarse los
días 19 y 20 de abril. El Fondo Monetario Internacional, otra autoridad
incuestionable, no se ha quedado atrás, ha advertido por su parte, que
las nacionalizaciones podrían ser “perjudiciales para el crecimiento
económico de Argentina” y ha comunicado, a través de la portavoz de la
comisión Europea, Pia Ahrenkilde, que esta expropiación es ilegal y que
requerirá no sólo de una compensación justa, sino que además “adecuada” y
pronta, la misma portavoz aclaró que no sólo los intereses españoles,
si no los de la Unión Europea están en cuestión, pues la gravísima falta
argentina “crea inseguridad jurídica no solamente para la empresa
española Repsol, sino también para otras compañías de la UE”. Otras
autoridades mundiales como Francia, otro país heredero del colonialismo,
hizo un fraterno llamado a la solidaridad con España a través del
vocero del ministerio de Asuntos Exteriores.
Argentina es
uno de muchos ejemplos de cómo el imperialismo ha logrado imponer el
neoliberalismo en nuestro continente, de cómo ha logrado saquear
sistemática e impunemente las riquezas de nuestra tierra y explotar a
los trabajadores con el consentimiento y el patrocinio de las burguesías
nacionales, nada era demasiado cuando se trataba de encausar a un país
descarrilado, nada era demasiado cuando el olor a riqueza llegaba a las
narices de las transnacionales y las grandes potencias. Pero la
hipocresía siempre puede ir más allá de nuestra imaginación; el ministro
de Asuntos Exteriores español reclama que “España acudió en socorro de
la Argentina cuando ésta atravesaba sus peores momentos", en referencia a
la crisis que el neoliberalismo de Menem produjo en 2001 en ese país.
Pienso que valdría la pena recordarle al señor ministro de Asuntos
Exteriores español que fue el propio Menem el responsable de que
empresarios privados españoles pudieran comprar a precios ridículos las
empresas de todos los argentinos.
Pero es probable que
su compañero de gabinete, el ministro de Energía, Juan Manuel Soria se
lo recuerde, pues él pareciera conocer bien la peligrosidad que
representa un país que exige lo que le pertenece. Quizás, acordándose de
la “lamentable dictadura” en Argentina y de los valientes esfuerzos de
Menem, Soria lo pone en sus propias palabras: "Una vez abierta esa
puerta, es una puerta difícil de cerrar"
G. S.
Martes 17 de abril, 2012