10 ene 2011

Los estudiantes no fallaremos

Fernando Encina / PRAXIS

Corrían los años 60 y el movimiento popular se fortalecía al calor de la lucha por el pan, por el trabajo digno, por la casa, por nuestros derechos fundamentales. Avanzaban las tomas de terreno en todo el país, y en Santiago se levantaban las poblaciones que hasta nuestros días sostienen la batalla por albergar con dignidad a cientos de miles de familias trabajadoras; pobladores y pobladoras en condición de allegados que hoy se organizan para luchar por una casa en sus comunas de origen, donde han vivido siempre, donde cuentan con sus redes, en fin, donde se ha tejido tanta historia que hoy se resiste a ser olvidada.
Es en ese contexto que los pobladores de Villa la Reina, en posesión de un terreno ubicado hoy en la esquina de Larraín con Las Perdices, entregan el predio a la Universidad de Chile, con el fin de que ésta construyese allí un Instituto Nacional para sus hijos e hijas, proyecto que nunca se desarrolló. Así se han sucedido los años, y hoy nos enfrentamos a una coyuntura decisiva para el destino de dicho espacio.
Para financiar el Proyecto Bicentenario, iniciativa que pretende construir en Juan Gómez Millas un campus modelo en infraestructura y gestión, las autoridades universitarias resuelven en 2008 la venta del terreno como una más de las acciones de autofinanciamiento para dicho objetivo. En un arranque de lucidez, los estudiantes y funcionarios movilizados y en Toma de Campus, indujimos a las autoridades a firmar un acuerdo en el que se establece que dicho terreno se venderá priorizando a organizaciones sociales. Pues bien, hoy venimos a hacer valer dicho acuerdo.
Nuestra demanda entonces es que la universidad venda el terreno a los pobladores y a un precio justo, es decir, al valor que cubren los subsidios del Fondo Solidario para la Vivienda.
Esta lucha no será nada fácil. La universidad intentará vender el terreno a las grandes Inmobiliarias para obtener mayores ingresos; más de uno querrá especular con el valor de los terrenos, y es por ello que nuestra organización y unidad en la lucha se hace fundamental.
Hoy un grupo de estudiantes junto a los trabajadores organizados de la Universidad de Chile y los pobladores de Villa la Reina estamos construyendo dicha unidad. Y Lo hacemos mancomunando nuestros esfuerzos en el Comité Futura Esperanza, con la convicción de que sólo derrotando el aislamiento de las organizaciones que luchamos por una vida digna (ya sea desde las universidades, centros de trabajo y desde la población), podremos dar pasos certeros hacia la transformación efectiva de la realidad que hoy se nos impone. Por lo pronto conquistaremos ese terreno y construiremos la población. Para ello adoptaremos la mejor combinación en las formas de lucha que nos permita alcanzar nuestro justo objetivo. Desde hace ya bastante tiempo hemos buscado el dialogo y la negociación, pero la paciencia se acaba. Nuestra historia reconoce la necesidad de, ante la sordera de las autoridades, radicalizar nuestras acciones. Hoy nos preparamos para esto. Ya hemos comenzado a través de copamientos en la vía pública y avanzaremos sin temor en la medida que sea necesario.
Una cosa tenemos clara, y es que ese terreno será nuestro. Y lo será no sólo porque no descansaremos hasta que así sea, sino también porque cada día que pasa somos más los actores honestos que nos sumamos a esta justa pelea y que estamos dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias.
Este artículo se encuestra dispinible en el número de enero del Periodico El Quinto
periodico.elquinto@yahoo.com

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